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Sirenomelia, también llamado "síndrome de sirena", es una rara enfermedad congénita en la cual el niño nace con sus piernas fusionadas y la reducción de los genitales.
Tipología
Su tipología es variada, por regla general, son sirenas de tratamiento naturalista, hermoso rostro y largos cabellos, que en muchas ocasiones sostienen instrumentos musicales o se dedican a acariciar sus cabellos en actitud coqueta. En el siglo XVI, la actitud más generalizada de las sirenas fue sostener con las manos un espejo y un peine. La cola era un emblema de la prostitución y el espejo, considerado como objeto mágico, era atributo de la mujer impura, y servía para contemplar el rostro de la muerte o el culto al diablo (similitud a la actitud de afrodita en el mundo clásico).La sirena también implica un símbolo de los tiempos de transición de Carnestolendas (carne) a la cuaresma (pez). Más adelante las sirenas aparecen amamantando a sus crías. La leche de las sirenas era conocida por los alquimistas con una proteína que permitía el crecimiento rápido de los héroes abandonados en el agua. Por otra parte la tipología que gozó de mayor predicamento en las representaciones góticas, fue la sirena de cola pisciforme única.
Sirenas de la mitología griega
En el marco de la mitología griega, las sirenas son criaturas ligeramente difusas debido al remoto y rico trasfondo de su origen, probablemente ligado al mundo de los muertos. Según los mitos originales se trataba de seres con cuerpo de pájaro y rostro o torso de mujer, que inequívocamente se distinguen siempre por el hecho de tener una voz musical, prodigiosamente atractiva e hipnótica. La tradición las hacía habitar en una isla del Mediterráneo frente a Sorrento, en la costa de la Italia meridional (en ocasiones se alude concretamente a Capri).
El primer testimonio escrito que se tiene de ellas es su mención en la Odisea de Homero. Sin embargo, ya figuraban con la citada forma en las representaciones artísticas más antiguas de Grecia, muchas de las cuales son monumentos y ofrendas funerarios. Se deduce así su presumible vínculo con el otro mundo, unido al frecuente uso iconográfico de los seres alados para representar a los espíritus de los difuntos.
Si bien es un tema que sigue siendo objeto de debate entre los expertos, parece plausible que, en un principio, los griegos hubieran visto a las sirenas como las encargadas de transportar las almas al Hades (función que posteriormente acabaría asumiendo el dios Hermesen su papel de psicopompo).
En época preclásica comenzaron ya a asimilar, aunque nunca plenamente, ciertos aspectos aislados de otras ninfas como las náyadeso las nereidas: en concreto, la asociación más o menos directa con el medio líquido y la fatalidad de su atractivo. Náyades y nereidas resultaban letales para los hombres debido a su naturaleza acuática, si bien eran normalmente benéficas y les prestaban ayuda; en cambio, las sirenas adquirieron un carácter maligno de matiz monstruoso, pues el influjo irresistible de su canto llevaba intencionadamente a la perdición. Las naves que se acercaban a su isla acababan estrellándose contra las rocas y ellas devoraban a los marineros, dejando la costa repleta de huesos.
Los antropólogos que suscriben el parentesco de las sirenas con el más allá plantean una teoría: en paralelo con arquetipos de otras mitologías, quizá estos seres fueran inicialmente genios que guardaban el paso hacia las Puertas de la Muerte. Puertas que muy bien podrían estar simbólicamente emparentadas con el paso de Escila y Caribdis, al que las sirenas están próximas en los cantos homéricos. Eurípides, en una estrofa del coro de Helena (verso 168) las llama παρθηνικοι κοραι parthenikoi korai, ‘jóvenes doncellas’; en este fragmento se apoyan Laurence Kahn-Lyotard y Nicole Loraux para incluirlas dentro de las figuras del Más Allá, identificándolas con las cantoras de las Islas de los Bienaventurados descritas por Platón.
Distintos relatos las hacen descender de los dioses fluviales Aqueloo —una versión, en concreto, las hacía proceder de su sangre, cuando esta fue derramada por Heracles— o Forcis, sea sin intervención femenina o con la de las musas Estérope, Melpómene o Terpsícore, relacionadas con el canto y el baile. Su número es también impreciso, contándose entre dos y cinco. Los nombres registrados incluyen Agláope (la de bello rostro), Telxiepia (de palabras aclamantes) o Telxínoe (deleite del corazón), Pisínoe (la persuasiva), Parténope (aroma a doncella), Ligeia(empleado luego por Edgar Allan Poe para el célebre cuento homónimo sobre una mujer de mortal belleza), Leucosia (como un ser puro), Molpe (la musa), Radne (mejoramiento) y Teles (la perfecta).
Figuran en algunos episodios míticos, muchas veces con reminiscencias de su antiguo papel como deidades ctónicas de la otra vida. Algunas versiones narran que acompañaban a Perséfonecuando fue raptada por Hades, y que su apariencia bestial fue el castigo impuesto por Deméter por no proteger a su hija del dios del inframundo. En otras, el cuerpo alado es un don de Zeus para permitirles perseguir al raptor, y aún en otras es una pena impuesta por Afrodita por resistirse a la voluptuosidad o por envidia de su gran belleza.
También se cuenta que las sirenas perdieron sus plumas como castigo por retar a las Musas a una competición de canto que perdieron, y que cuando Orfeo y Ulises se resistieron al efecto de sus voces se arrojaron al mar, convirtiéndose en escollos o pereciendo. En esta última versión, el cadáver de una de ellas, Parténope, fue arrastrado por las olas hasta la orilla y en torno a su sepulcro se fundó la actual Nápoles.
Sirenas de otras mitologías
En Medio Oriente: Las primeras historias conocidas sobre sirenas aparecieron en Asiria, antes del 1000 AC. El hecho de representarlas con medio cuerpo de pez se debe a la leyenda referida por Diodoro Sículo en la que Derceto ofendió a Venus y entonces la diosa le inspiró amor hacia un pastor. De este amor nació una niña, Semíramis, que llegaría a ser reina de Babilonia. Después de nacer su hija, también por obra de Venus, acabó el amor. Derceto, llena de ira, abandonó a su hija, hizo matar al hombre a quien había amado y se arrojó al agua dispuesta a suicidarse, lo que los dioses no permitieron. Así dio origen a su morfología anfibia. Esta diosa Derceto es muy similar a la figura de Atargatis la diosa siria con forma de sirena a la cual los peces le eran consagrados. La diosa fue adorada en templos en los que había grandes estanques, y, puesto que era la deidad que gobernaba los mares, sus sacerdotes solían vender licencias de pesca a los marineros.
En las Islas Británicas: Las sirenas se observaron en el folclore británico como presagios de mala suerte. Las sirenas también podrían nadar en agua dulce y llegar hasta los ríos y lagos y ahogar a sus víctimas, haciéndoles creer que eran personas que se estaban ahogando. En ocasiones, las sirenas podrían curar enfermedades. Algunas sirenas eran descritas como monstruos grandes de hasta 600 m.
- Es muy conocida en Gales la historia de Dahud, la princesa de Caer Ys, una ciudad que, debido a los pecados de la hija del Rey (la joven y bella Dahud), fue condenada por los dioses a ser tragada por las olas. Cuando el padre de Dahud escapaba, su hija cayó al mar, y ahí sigue desde entonces, transformada en una sirena, nadando entre las ruinas de Caer Ys. Otra leyenda muy popular en Gales es la de Murgen: En el siglo VI, una sirena fue capturada y bautizada en el norte de Gales, y se le enseñó la lengua nativa. Se dijo que no era pez porque cosía y hablaba, pero no era mujer porque podía vivir bajo el agua. La sirena figuró como una santa en ciertos almanaques antiguos, bajo el nombre de Murgen que quiere decir mujer que viene del mar.
- En Irlanda a los sirénidos los llaman merrows. Creen que el número de hembras es superior al de los machos, aunque estos son más feos que sus compañeras: un merrow masculino poseen dientes puntiagudos y rostro semejante a un cerdo. Todos los merrows se caracterizan por las membranas de sus manos, su hostilidad hacia los humanos y sus prendas mágicas, que les permiten atravesar cualquier corriente oceánica. Todo hombre o mujer que le roba la prenda a un merrow tiene poder sobre él, y en muchos relatos, varios hombres esconden estas prendas obligando a las hembras a casarse con ellos. Los hombres ganan así esposas bellas y ricas (debido a los botines que las sirenas obtienen con los naufragios), pero si la esposa merrow recupera su prenda, la llamada del mar será tan fuerte que acabará abandonando a sus hijos y a su marido.
- En la mitología escocesa, hay una sirena llamada Ceasg o "doncella de las olas". La parte inferior de esta sirena es la de un salmón. Se dice que a aquellos que la capturan les concede tres deseos si la devuelven al agua, pero cuando un hombre se enamora de ella, la mujer-salmón lo seduce y lo arrastra a las profundidades. Famosos son también en Escocia los selkies, hadas marinas que en el mar adoptan la forma de una foca, pero al llegar a la tierra se deshacen de sus pieles para tomar forma de mujer. Al igual que con los merrows, todo hombre que quiera una esposa selkie solo tiene que robarle la piel de foca, pero si ella encuentra la piel, volverá al mar para siempre. Los hijos nacidos de la unión de hombres y selkies tenían membranas que unían los dedos de sus pies o sus manos.
En China: En algunos cuentos antiguos, las sirenas son una especie cuyas lágrimas se convierten en perlas preciosas. Las sirenas también pueden tejer un material muy valioso que no solo es ligero sino también hermoso y transparente. Debido a esto, los pescadores siempre tenían ganas de agarrarlas, pero el canto de las sirenas lo dificultaba. En otras leyendas chinas, las sirenas son unas criaturas maravillosas, hábiles y versátiles y estaba mal visto que los pescadores quisieran capturarlas.
En la Península Ibérica: Las historias de sirenas también son muy famosas en la península, hay una gran cantidad de relatos acerca de mujeres-pez que seducen a los marinos, aunque en otros, estas ninfas son totalmente benevolentes.
- Es famosa en Cantabria la historia de La Sirenuca, una sirena que antes fue humana. Su madre, harta de que la desobedeciera para ir a los acantilados, gritó "Permita Dios que te vuelvas pez", y así sucedió. Desde entonces, alerta con su canto a los marineros de que se acercan peligrosamente a los acantilados. Esta es una de las pocas sirenas completamente buenas de la mitología europea.
- En País Vasco son muy populares los seres mitológicos llamados Itsas-Lamiak, que en castellano significa Lamias del mar. También se les llama Arrainandereak (mujeres-pez). En lugar de piernas o pies palmeados de pato como toda Lamia de las montañas vascas y navarras, poseen una larga cola de pez. Igual que las otras Lamias, las Itxaslamiak peinan sus cabellos con peines de oro de los que dependen totalmente. Quien quiera dominarlas puede robarles el peine, aunque eso las enfurece, pudiendo ahogar al ladrón o traer mal tiempo a las costas. Sin embargo, no siempre son malas y a veces se enamoran apasionadamente de los marineros que rondan por las costas vascas.
- En la mitología extremeña también hay sirenas, pero éstas viven en los ríos, de los que salen para ahogar a los hombres después de seducirlos con sus cantos. Se cree que hay una sirena que nada por las aguas del Tajo en Garrovillas, y otra que cada noche de San Blas, sale de la fuente de Luná en Usagre para atraer y ahogar a sus víctimas.
- En la actualidad hay opiniones acerca de la existencia de estas criaturas mitológicas. Esta diversidad la encontramos en documentales y artículos que aseguran e incluso argumentan su existencia. Un ejemplo es una fantasía en forma de documental televisado en la cadena Animal Planet de Discovery Channel, Sirenas: El cuerpo hallado y muchas personas pensaron que eran pruebas de existencia.
Episodios literarios en los que aparecen sirenas
En la leyenda de Jasón y los Argonautas, los marineros encantados por la voz de las sirenas se salvaron del desastre gracias a la habilidad de Orfeo, que logró con su canto tapar la música de aquellas y distraer a los Argonautas que se hubieran encallado de otro modo en los sirenum scopuli donde estas habitaban. Derrotadas por la superior habilidad de Orfeo, las sirenas se transformaron en piedra, o en otras versiones se arrojaron al mar para morir.
En la Odisea (XII, 39), Ulises preparó a su tripulación para evitar la música de las sirenas tapándoles los oídos con cera; deseoso de escucharlas él mismo, se hizo atar a un mástil para no poder arrojarse a las aguas al oír su música.
En las Las mil y una noches las sirenas se conciben como anatómicamente idénticas a los seres humanos con una única distinción, su capacidad de respirar y vivir bajo el agua. En este cuento los humanos y las sirenas pueden reproducirse. Como resultado los hijos de estas uniones tienen la capacidad de vivir bajo el agua. En el cuento "Abdullah Abdullah de los Pescadores y el Merman", el protagonista del Pescador Abdullah gana la habilidad de respirar bajo el agua y descubre una sociedad bajo el agua que se presenta como un reflejo invertido de la sociedad sobre la tierra. En "Las aventuras de Bulukiya", la búsqueda del protagonista Bulukiya para la hierba de la mortalidad, le lleva a explorar los mares, donde se encuentra con el reino de las sirenas. En el titulado La ciudad de bronce leemos la siguiente descripción:
las dos hijas del mar [...] eran dos maravillosas criaturas de largos cabellos ondulados como las olas, de cara de luna y de senos admirables y redondos y duros cual guijarros marinos; pero desde el ombligo carecían de las suntuosidades carnales que generalmente son patrimonio de las hijas de los hombres, y las sustituían con un cuerpo de pez que se movía a derecha y a izquierda, de la propia manera que las mujeres cuando advierten que a su paso llaman la atención. Tenían la voz muy dulce, y su sonrisa resultaba encantadora; pero no comprendían ni hablaban ninguno de los idiomas conocidos, y contentábanse con responder únicamente con la sonrisa de sus ojos a todas las preguntas que se les dirigían.
Muy distinta es la sirena del relato de Hans Christian Andersen La Sirenita, capaz de entender y hablar la lengua de los hombres, un personaje tierno y enamoradizo que salva a un apuesto príncipe de naufragar. La joven sirena se enamora y hace un pacto con la bruja del mar: La hechicera la transformará en humana, pero si el príncipe se casa con otra, morirá. Además, como pago, la bruja le corta la lengua y así se queda con su bella voz. El príncipe, tras un brevísimo idilio, se casa con una joven de sangre noble, y las hermanas de la sirena le ofrecen un cuchillo mágico que le devolverá la cola si mata con él al príncipe. Pero el amor de la sirenita es tan grande que prefiere transformarse en espuma que matar a la joven. Por su bondad, será recompensada con un alma inmortal, algo que ninguna sirena poseía según Andersen.
También se puede recordar a JK Rowling, quien en el cuarto libro de la saga Harry Potter, el Cáliz de Fuego, inserta a las sirenas en el lago negro, lugar donde Harry deberá pasar su segunda prueba. Dice que su canto solo es entendible debajo del agua, y que muy pocos magos pueden comprenderlas fuera de la misma. No las describe como criaturas bellas.
Atractivo de las sirenas
Aunque en la iconografía moderna las sirenas se representan por lo general como de abrumadora belleza, es probable que en la tradición clásica su único atractivo radicase en su voz, y que su apariencia fuese poco menos que monstruosa. Horacio, en la Epistola ad Pisones, hace mención a un híbrido de mujer y pez como un sujeto hilarante:
desinat in piscem mulier formosa superne;
spectatum admissi, risum teneatis, amicisi en pez acabase lo que es una hermosa mujer por encima,
¿aguantaríais la risa al verlo, camaradas?
Se ha comentado que posiblemente las sirenas que tanto intrigaron a Sigmund Freud son la intelectualización tardía de un hecho narrativo que aúna peligro y belleza. En todo caso, ése sería un añadido elaborado a lo largo de los siglos a su origen como horrendas y extraordinarias cantantes que ocultaban el asesinato y la antropofagia.
Imagen de las sirenas en cine y televisión H2O: Una exitosa serie de televisión australiana juvenil estrenada en el 2010. Trata de 3 chicas de 16 años que desarrollan su día a día en las soleadas playas de la Costa Dorasa. Las chicas se encuentran un día perdidas en el mar, flotando hacia la misteriosa Isla de Mako. Descubren un canal submarino, y deciden nadar para buscar la salida. Al salir a la superficie, la luz de una luna llena ilumina el agua, creando un precioso resplandor. Emma, Cleo y Rikki salen de la isla lo más rápido que pueden, y vuelven a la vida "normal". Sin embargo, las chicas descubren que su vida no volverá a ser normal, puesto que en 10 segundos después de tocar el agua, se convierten en sirenas.
- 1, 2, 3... ¡Splash!: Es una de las primeras películas de sirenas, se trata de una sirena que se enamora de un humano y decide ir a la superficie para casarse con él, pero un científico la descubre y tiene que irse al mar con su enamorado.
- Pichi Pichi Pitch: Se trata de una serie manga japonesa de gran éxito creada en el 2004. La serie trata de Luchia, la princesa sirena de la perla rosa que junto a su fiel guardián Hippo parten en busca del chico que conoció cuando era una niña y de su perla rosada, que había perdido en el mundo humano por entregársela al chico y salvarlo. Durante un paseo en la playa conoce a Kaito, el chico que salvó hace años, pero no la reconoce debido a que su forma humana es diferente a su forma de sirena. Al matricularse en el instituto conoce a Hannon, que resulta ser una de las siete princesas sirenas, la de la perla aquamarina. Más adelante conocen a Rina, otra de las siete princesas sirenas que posee la perla verde. Ellas deben luchar contra las diablesas acuáticas que intentan secuestrarlas y llevarlas junto a su señor para fines maléficos y así conseguir la paz en los 7 mares.
- Harry Potter y el cáliz de fuego: Aparecen en la segunda prueba del torneo de los tres magos, en el lago negro.
- Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides: Aparecen sirenas y una en específico que se enamora de un mortal.
Posibles explicaciones
Manatíes, morsas, focas, etc…


Los taxidermistas
El caso de los taxidermistas juega un rol importantísimo a
la hora de descartar supuestas evidencias sobre las sirenas. En efecto, se sabe
que, desde hace varios siglos, ha habido taxidermistas que, a fin de conseguir
dinero, diversión o ambas cosas, crearon cuidadosamente falsos cadáveres de
sirenas, juntando para ello los restos de distintas criaturas. Por eso resulta
comprensible que, en épocas en que el conocimiento genético era nulo, la gente
pensase que efectivamente estaba ante los cadáveres de una especie misteriosa
que ocultaba su presencia de la mirada del peligroso ser humano.
Un ejemplo magnífico es el de la sirena de Buxton, un
cadáver con apariencia muy convincente que, desde su hallazgo en el siglo XIX,
fue cuidadosamente preservado como si del cadáver de un extraterrestre se
tratase. Sin embargo, cuando un grupo de científicos de la Universidad de
Lincoln le hizo un análisis de ADN, la esperanza de que fuese una sirena se
derrumbó por completo ya que sus distintas partes tenían los ADN de las
diversas especies usadas para componerlo, todas especies conocidas por la
ciencia. Incluso se empleó pelo humano para dotar de cabellera a la falsa
sirena, aunque la sirena de Buxton es el caso de fake más claro y conocido,
existe su homólogo masculino (presumiblemente hecho por el mismo taxidermista)
y muchos otros casos similares…
Mujeres
buzo recolectan marisco.
Mujeres buzos
Muchas veces las mujeres buzos fueron confundidas con
sirenas. En efecto, además de los típicos reportes en que las sirenas aparecen
con cola de pez, hay otros que las muestran con piernas. Muchos viejos cuentos
irlandeses hablan de las sirenas como seres que viven en tierra firme bajo el
mar; y, por su parte, la versión de las islas Shetland dice que las sirenas
usan pieles de animales para nadar en el agua y, ya en tierra, se quitan esas
pieles y caminan como mujeres normales. No muy distinta es la sirena de las
Islas Orcadas: esta sirena no tiene cola de pez, pero usa una falda larga que
semeja la cola de un pez cuando nada…
Un ejemplo clave a favor de la teoría es el del navegante
holandés Hamel. A saber, Hamel naufragó cerca de la isla coreana de Jeju en
1653 y, junto con otros supervivientes, pasó diez días en dicha isla. Cuando
regresó a Holanda, Hamel escribió un libro sobre su experiencia en Jeju,
afirmando que había sirenas en la isla. Sin embargo, actualmente se sabe que en
Jeju existe una tradición de mujeres buzos que se remonta a mucho antes de que
Hamel naufragase. Entonces: ¿No fue eso lo que él vio? Recordemos que él y su
tripulación no hablaban el idioma de los nativos y que quizá, sorprendido por
las inusitadas capacidades (como estar tanto tiempo bajo el agua) de buceo de
esas mujeres, Hamel pensó que eran sirenas, hipótesis ésta que no se ve anulada
al pensar que Hamel pudo haber visto en tierra a una de las mismas mujeres que
vio bucear. Con esto se quiere decir que Hamel debió ver como algo sobrenatural
la habilidad de buceo de esas mujeres, pensando así que eran sirenas.
Apoyando la hipótesis del caso de Hamel está el famoso
investigador y explorador francés Jacques Cousteau, quien documentó una
tradición de mujeres buzo que, en las gélidas aguas patagónicas de Tierra del
Fuego, se sumergían con temperaturas de aproximadamente 5 grados centígrados…
Entonces y considerando lo antigua (siglos) de esa tradición: ¿no cabe pensar
que algunos exploradores europeos las confundieron con sirenas? Si cualquier
hombre actual se sorprendería al ver tales capacidades de resistencia en una
mujer: ¿cuánto más no se sorprendería un explorador del siglo XVI, imbuido como
estaba en la ignorancia científica de la época y en la creencia en mitos y
leyendas?...
Por último y en cuanto a la Edad Media respecta, se sabe que
la Iglesia no veía con buenos ojos el que las mujeres se dedicaran a tareas
distintas a las del hogar, los hijos o la vida de monasterio… Era una sociedad
patriarcal y machista en la cual se tendía a ver con malos ojos a las mujeres
que sobresalían en labores típicamente masculinas o poseían cultura más allá de
“lo aceptable para una mujer”. Esas mujeres corrían el riesgo de ser
consideradas brujas y perecer en la hoguera o ser torturadas por la
Inquisición. Es por esto que las investigaciones muestran que, aquellas escasas
comunidades europeas en que existía una tradición de mujeres buzo, preferían
usar de escudo el mito de la sirena que exponer la verdad de sus hábitos. Tales
comunidades solían ser matriarcales o simplemente no estar tan inmersas en la
cultura dominante; y, en lo referente al uso que hacían del mito de la sirena,
éste se les veía facilitado por el hecho de que la gente de esas comunidades
tenía, a causa del consumo del consumo de los mariscos recolectados mediante el
buceo, una esperanza de vida mucho mayor a la del promedio europeo. Aquello les
permitía fomentar la ilusión de que era la magia de las sirenas lo que estaba
detrás de esa longevidad; y la Iglesia, que en ese entonces veía la acción
sobrenatural de La Oscuridad por doquier, no vacilaba en aceptar tales
explicaciones.
Mujer buzo bajo el agua.
Alucinaciones inducidas por el sol u otras causas
Se sabe que el estar expuesto demasiado tiempo
al sol puede provocar alucinaciones, así como también la ingesta de alcohol u
otras sustancias que los marineros pudieron haber consumido. Esto lleva a
pensar que, en muchos casos, o bien vieron algo (manatíes, focas, etc) y lo
desfiguraron por el delirio alucinatorio, o bien alucinaron sobre ninguna base
material. Lógicamente lo primero se aplica mejor a los casos en que la “sirena”
es vista por más de un marinero, mientras que lo segundo a los casos en que es
un solo marinero el que ve a la “sirena”.
En un documental de Animal Planet hablan de la posibilidad
de un grupo de simios que se adaptaron al mundo acuático.
El eslabón perdido
Ésta es la teoría del simio acuático y postula que, mientras
algunos primates se adaptaron a la vida en la tierra, otro grupo se separó y se
adaptó a la vida marina, modificando su morfología hasta dar lugar a las
sirenas (y los sirenos).
En esta línea surgió el famoso y polémico documental de
Animal Planet: Sirenas, un cuerpo encontrado. Dicho documental exponía el
hallazgo de un supuesto cadáver de sirena, mencionaba la teoría del simio
acuático y decía que el gobierno norteamericano sabía de la existencia de las
sirenas (una especie muy poco numerosa) pero lo ocultaba bajo la concepción de
éstas como un puro mito. Entre otras cosas, también hablaba del caso de
comunidades pesqueras en que los delfines ayudaban a los humanos a pescar,
sabiendo que serían liberados y recompensados después de caer en las redes
(siempre caían). Esta situación es importante porque, según el documental,
muestra un tipo de “memoria de especie” producida por el recuerdo (en los
delfines) de una época en la cual las sirenas (tan parecidas a las mujeres
humanas) abundaban y colaboraban con los delfines.

Fakes muy bien hechos
Aparte de los falsos cadáveres, existe un tipo de farsa que
no debe ignorarse: las personas (mujeres en esencia) disfrazadas… El problema
con esto es la ausencia de casos confirmados; pero, dada la tendencia inherente
del ser humano a bromear, no sería descabellado pensar en una que otra mujer
que haya recurrido a tal argucia; e inclusive, si recordamos a las mujeres buzo
del Medievo y al afán que tenían de pasar desapercibidas por la censura
eclesiástica, tiene cierto sentido el pensar que más de una pudo haberse puesto
algo semejante a una cola…
Con respecto a esta hipótesis, resulta muy útil lo ocurrido
hace poco con un famoso vídeo de youtube en el cual aparece una supuesta sirena
en los arrecifes coralinos de Queensland, Australia. A la tal sirena nunca se
le ve la cara, pero su morfología superior (cintura para arriba) es claramente
la de una mujer humana y su forma de nadar es propia de un ser adaptado a la
vida submarina. En todo caso y para desestimar al vídeo, la conductora del
programa Paranormal Files se disfrazó de sirena y reprodujo exitosamente las
habilidades mostradas por la supuesta sirena del vídeo, mostrando así que
prácticamente era seguro que se tratase de una farsa…
Imagen de uno de los fakes que circulan por la red con
mujeres disfrazadas de sirenas simulando ser reales.
La teoría más absurda, pero también más imaginativa, situa a
las sirenas como experimentos genéticos mezclando humanos con extraterrestres o
con otras especies marinas.
Intervención extraterrestre
Esta excéntrica teoría dice que las sirenas sí existen y que
son el producto de un experimento genético de los extraterrestres. Ya sea
mezclado nuestro ADN con el suyo o con especies marinas, se trata de una teoría
con escasas o nulas posibilidades de ser cierta. Ciertamente es muy imaginativa
y parecería ser imposible de demostrar, aunque abre un amplio margen a la
especulación.
Podemos así pensar que los extraterrestres crearon
intencionalmente muy pocas sirenas, y que las programaron para una muy baja
tasa de reproducción o las programaron genéticamente para ser muy longevas o
simplemente no poder morir por el envejecimiento, explicándose con ello el
porqué antes habían tantos avistamientos y ahora ya no; puesto que, si bien no
pueden morir de viejas en el planteamiento expuesto, sí pueden morir por
accidentes, ataques y ese tipo de situaciones, siendo así que su número iría
reduciéndose progresivamente… Claro está que todo esto no debe ser considerado
como una explicación científica, aunque los términos del tipo de causalidad que
involucra sí son científicos, lo cual, por poner un ejemplo, no ocurre en la
paranoica hipótesis esotérica-religiosa de que las sirenas son un tipo de
demonio… Ahora y por último, esta hipótesis tiene otro enorme problema: se
puede usar para “explicar” demasiadas cosas desconocidas, tiene incluso el
potencial para arruinar la seriedad que busca el discurso pseudocientífico de
la Criptozoología. De ese modo, tranquilamente podemos pensar que Pie Grande,
el Chupacabras y el Monstruo del Lago Nes, son todos ellos experimentos
aislados de los extraterrestres que intentaban adaptarse a nuestro planeta o
jugar con nosotros…
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